sábado, 27 de junio de 2009
Todo al pelo con Peino
Hace unos días entró, y acaso siga entrando, al blog mi gran amiga, Mabel. Ella es, a más de un personaje totalmente querible, un ser dotado de cualidades muy interesantes, valiosas. Entre las que el don de la risa, no diré que relega las otras pero, a mi modo de ver, la determina.
Seguramente ella discrepará. Pensará que su característica más grossa es esa posibilidad que tiene de hablar con Dios. (silenso denso...). Dios es un socio de Mabel, y los logros que permanentemente consigue los atribuye a su socio. Yo pienso que ella, siempre sonriente y dando pasos muy seguros le mete mucha pila y pimienta a sus emprendimientos.
Yo soy, en algunos proyectos otro socio de Mabel (silencio recontra denso....), yo que a los 12 años fuí expulsado de la Acción Católica, por dudar mucho y preguntar demasiado. Yo que me aparté de la política convencional cuando derrocaron a Arturo Illia y clausuraron "Tía Vicenta", que dejé de publicar durante años, y me convencí que este sistema y la propia democracia no son precisamente la panacea. Yo, descreído e irónico desde muy pendex, devine en un ser algo indolente, funcionalmente anáqarquico y vagamente marxista.
De manera que estoy más emparentado con el diablo, en el caso de que existan este tipo de criaturas. Pero como mi amiga y socia, que como dije pertenece a esa sociedad primigenia que ella considera: Sociedad de Responsabilidad Ilimitada, busque un dibujo que tuviera algo que ver con la fe religiosa para recibirla y encontré este viejo dibujo, que sólo su socio supremo sabrá lo que significa.
Pero no quiero parecer tan satrapa y confieso que cierto día descubrí un texto anónimo que me gusta mucho y que, de alguna manera da continuidad a mi parte mistica. Confieso también que si alguno de los proyectos que andamos "muñequeando" con Mabel saliera, "gran pagano me haré hermano de una santa cofradía".
Dios
no te voy a pedir
lo que todos te piden,
porque seguramente de eso
no te queda nada.
No te voy apedir
ni la tranquilidad del alma
ni la del cuerpo
ni tampoco la fortuna
y ni siquiera la salud.
¡Eso te lo piden tanto...!
A mi dame lo que te sobra.
Lo que se te rechaza.
Yo quiero la intranquilidad
y la pelea,
la disconformidad y la tormenta.
Y dámelos para siempre,
que yo los tenga de por vida,
porque no estoy seguro
de tener el coraje
de volver a pedirtelos.
Que así sea.
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No le des bola a los anónimos, Manu, mantenete firme, si se llega aparecer el dios ese, te quiero ver pidiéndole la intranquilidad, la pelea, la disconformidad y la tormenta para siempre. “Fe total, iglesia de cristal”, dejó dicho nuestro común amigo Cachilo.
ResponderEliminarCachilo, hombre sabio, si los hubo. Tan previsor, el: "consultenos antes de perjudicarnos" llegó a escribir. ¡quijo de mil!!!
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