"De vez en cuando la vida
toma conmigo café,
y está tan bonita que
da gusto verla.
Se suelta el pelo y me invita
a salir con ella a escena.
De vez en cuando la vida
afina con el pincel,
se nos eriza la piel
y faltan palabras
para nombrar lo que ofrece
a los que saben usarla.
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De vez en cuando la vida
nos gasta una broma
y nos despertamos sin saber que pasa
chupando un palo sentados
sobre una calabaza."
yo le llamo a eso habitar de vez en vez una frágil burbuja.
ResponderEliminarbut... quién nos quita lo bailado, no?
La rodilla es el punto débil de los capricornianos, Manu, si yo fuera el quía que está en la rótula insular izquierda, olvidaría la calabaza y el palo, ni pensaría en el café calentito que se puede apreciar servido en la rótula insular derecha y me zambulliría al diome como dios y los santos evangelios mandan, a bucear todo tipo moluscos bivalvos, capturarlos indiscriminadamente y cocinarlos al mas puro estilo Santiaguito Bolis, es decir, calentando la sartén al rojo vivo y lanzando sobre la misma, sin miramientos, al desafortunado langostino en cuestión. El animal crepitará dramáticamente, pero pasado ese momento de angustia y desasosiego, bien rociado con limón y acompañado con un vino blanco helado, es un manjar perfectamente digerible.
ResponderEliminar¡Y que lo digas, Tomi!, en estos casos nada como andar buceando por el epicentro, nada de devaneos periféricos, opinión que seguramente compartiría el notable chef de Parquefield que acabás de mencionar. Y como dijo Viruta, nadie se va a quedar con lo que bailamos, así que cuanto más intenso y profundo sea el recuerdo, mejor
ResponderEliminar¡Salud con ese blanqueti, que lo preferiría Riesling pero de uvas de Cafayate!